May 8, 2024

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Tamales de Ocoyoacac Patrimonio Culinario Mexiquense

Tamales de Ocoyoacac Patrimonio Culinario Mexiquense

Considerados como originarios de este municipio y por su forma, son nombrados “de ollita”, “de hoyito”, “de cazuelita” o “chuchulucos”.

Con  sabor,  tamaño  e ingredientes  que  dependen  de  cada  región  del  país,  los  tamales  son  uno  de  los platillos básicos en la dieta de las y los mexicanos.

Este  alimento,  de  origen prehispánico,  se  consume  de  manera  habitual  y,  en ocasiones especiales, como en fiestas o sepelios. Es  uno  de  los  alimentos  que  poseen  un  gusto  hegemónico  entre  la  población  sin importar su estatus socioeconómico y la festividad y convivencia en torno al Día de la Virgen de la Candelaria, no podría concebirse sin ellos.

El municipio de Ocoyoacac posee una antigua tradición para la elaboración de los llamados  tamales  “de  ollita”,  “de  hoyito”,  “de  cazuelita”  o  “chuchulucos”,  una variedad  de  tamales  considerada  endémica  de  esta  lugar,  ya  que  las  recetas  y procedimiento  se  han  transmitido  de  manera  oral  de  generación  en  generación  y aunque  muchas  personas  han  acudido  al  lugar  para  capacitar  y  aprender,  pocas logran dominar la técnica para realizar su peculiar forma.

40 años de experiencia

Con  más  de  cuatro  décadas  dedicadas  a  la  elaboración  de  tamales  de  ollita, Azucena  del  Prado  Peña,  originaria  del  barrio  de  Tepexoyuca,  es  una  de  las tamaleras más  reconocidas  de  la  región  y  heredera  de  esta  tradición  cuyo  origen se ha perdido con el paso de los años.

Respecto al nombre, Doña Azucena refiere que su madre Felícitas Peña Recillas, quien a su vez aprendió el oficio de su abuela, le comentó en una ocasión que la gente  los  conocía  como  “tamales  de  ollita”,  porque  eran  cocinados  en  grandes ollas  de  barro,  en  una  época  en  que  la  zona  aún  contaba  con  una  fuerte producción alfarera.

El  cariño,  dedicación  y  empeño  que  pone  Azucena  en  la  elaboración  de  sus tamales queda de manifiesto en la calidad y sabor que la han distinguido por más de 40 años, periodo en el que una de las anécdotas que recuerda con más gusto fue cuando obtuvo el primer lugar en un concurso de tamales tradicionales.

El proceso de elaboración

En  esa  ocasión  sus  tamales  fueron  elegidos  sobre  aquellos  que  presentaron  las antiguas  tamaleras,  señoras  de edad  avanzada  que  se  sorprendieron  al  ser derrotadas,  en  el  certamen,  por  la  joven  Azucena,  quien  apenas  comenzaba  a dedicarse a esta actividad.

El proceso de elaboración inicia desde un día antes con la nixtamalización de maíz para  preparar  la  masa,  el lavado  de  las  hojas  y  la  preparación  de  las  salsas  con que  habrán  de  rellenarse  las  diferentes  variedades  y,  a  partir  de  las  tres  de  la mañana,  iniciar  con  la  parte  medular  del  proceso:  darle  forma  de  ollita  a  los tamales,  rellenarlos,  envolverlos  con  la  exacta  proporción  de  hojas  para  que mantengan  la  forma,  además  de  la  posición  al  colocarlos  dentro  de  la  vaporera, para que estén listos a primera hora.

Doña  Azucena  expende  sus  tamales  de  jueves  a  martes,  en  el  exterior  de  la puerta principal del mercado municipal, lugar al que acuden por igual estudiantes, amas  de  casa,  profesionistas  y  obreros,  niños  y  ancianos,  todo  tipo  de  clientela que buscan iniciar su jornada con un delicioso tamal de hoyito.

Lo que pida el cliente

Los fines de semana la mayoría de clientes son familias cuya tradición consiste en desayunar tamales de verde, mole, dulce, rajas, pepita o pipián y jitomate.La fama y prestigio de los tamales que elabora la Señora Del Prado Peña, no sólo ha traspasado las fronteras municipales y estatales, ya que en muchas ocasiones le han solicitado pedidos especiales para llevarlos a Estados Unidos y Canadá.

En estos encargos Azucena también elabora tamaños especiales que pueden ser más  pequeños  para  fiestas  infantiles  o  más  grandes  para  que  cada  tamal contenga una pieza de pollo. La labor de Azucena Del Prado Peña no se limita a vender casi 2 mil piezas cada semana,  su  cariño  por  preservar  las  tradiciones  y  el  patrimonio  culinario  de  su comunidad,  se  refleja  en  los  cursos  y  talleres  que  ha  impartido  en  espacios culturales.

De igual forma, han acudido chefs y estudiantes de Gastronomía para conocer,  y sobre  todo  aprender,  la  elaboración  de  los  famosos  tamales  de  ollita  y  evitar  así que esta tradición se pierda.

 

SNPSMX/EDO.MEX/CULTURA

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