De la tragedia a la tecnología

Cuando la furia de la naturaleza se hace presente  el ser humano trata de sobrevivir a como de lugar, muchas veces sin lograrlo. Recordamos en el 2004 que el tsunami en Indonesia cobró la vida de más de 225 mil personas dejando un verdadero desastre. Esta tragedia inspiró a dos hombres norteamericanos para crear una cápsula de supervivencia para países con graves riesgos de sufrir catástrofes naturales.

Se trata de una cápsula de supervivencia creada por la compañía ‘Survilval  Capsule’ que ayuda a resguardarse de los despojos que deja un desastre natural. Es una cápsula flotante reforzada con aluminio. Tienen unan capacidad mínima de dos y máxima de 12 personas. Cuenta con alimentos y agua para cinco días, localizador GPS, ventilación y tanques de oxígeno.

Esta cápsula de sobrevivencia también puede proteger de eventos como huracanes o terremotos, siempre y cuando el objetivo (la capsula) se ubique en regiones en donde la alarma pueda sonar en cualquier momento.

La supervivencia de la cápsula es un sistema de seguridad personal diseñado como una bola esférica para proteger contra los tsunamis, tornados, huracanes, terremotos y mareas de tormenta.

Equipado con GPS

El uso del GPS, en contraposición a un sistema de seguridad municipal como una casa de seguridad, permite a los grupos individuales y las familias a estar más en control de su supervivencia en una situación de emergencia.

La cápsula puede variar la posición de acuerdo con la profundidad del agua, por lo que nunca será inundado por los niveles de agua aunque estos sean en exceso. También proporciona calidez, seguridad y refugio durante el período posterior al desastre inicial antes de que los equipos de rescate y los socorristas lleguen  a la escena.

La esfera puede soportar el impacto inicial de un desastre natural, así como la penetración de un agudo objeto, la exposición al calor y desaceleración rápida.

Se ha  diseñado la cápsula a modo de ser montada dentro o fuera del hogar, negocio establecimiento. Las cápsulas más pequeñas son adecuadas para viviendas particulares y casas de familia. Las cápsulas más grandes están diseñados para edificios municipales, empresas, hospitales, aeropuertos, escuelas y en general refugios seguros.