Se plantean escenarios donde las mujeres asuman puestos de liderazgo. Por Itzeel Gutiérrez.
Con el rol impuesto de cuidadoras del hogar además de mantener un puesto de trabajo muchas mujeres se preguntan ¿a qué costo puedo ocupar un puesto de liderazgo o poder?.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) demuestran que solo un 31% de las mujeres ocupan un puesto de alta dirección y solo 7% son miembros de la junta directiva de alguna empresa mexicana.
Eliminar el género en el rol de amas de casa y cuidado de los hijos es fundamental para la perspectiva de género en este tema.
En principio tenemos internalizados muchos patrones innecesarios que tenemos que cuestionar como mujeres, por ejemplo, cuando nos ofrecen puestos más altos en el trabajo hay mujeres que no los aceptan por modestia.
Pero ¿Qué es la modestia?, hay que cuestionarnos a dónde nos llevan esas cualidades y atributos que se les ha asignado a las mujeres.
¿Se puede hablar de liderazgo masculino y liderazgo femenino?
Cuando hablamos de hombres en el poder hablamos de liderazgo, pero cuando hablamos de mujeres hablamos de liderazgo femenino, basta, no se trata de ponerle un género al liderazgo.
En este contexto lo que tenemos que pensar es qué líderes queremos, ver que cualidades deben tener, no solo es ocupar los puestos de poder.
Cuando se habla de poder no se puede definir como una realidad lineal que va ascendiendo, ya que en el camino siempre habrá retroceso y pérdidas.
Actualmente existe un esfuerzo porque se ocupen puestos más altos por mujeres, para lograrlo hay que romper sesgos inconscientes.
Además debemos pensar de qué manera hacemos un equilibrio con espacios equitativos y justos, no solo es compartir el poder es negociar con la realidad.
Alzar la voz desde el privilegio
Si pensamos en un tema cuantitativo podemos decir vamos avanzando, agregó la líder, pero hay que ver el trabajo cualitativo, dónde están las mujeres, qué están haciendo.
Tenemos un largo camino que recorrer, pero el tema que tenemos que abordar es en qué país vivimos porque la base de las mujeres ha sido desigual.
Es indispensable crear espacios para que las voces que no han podido escucharse se escuchen, por eso algo que es importante y un compromiso es vincularnos con colectivas de mujeres.
El problema es que creemos que desde el privilegio lo podemos ver y resolver todo, pero no, tenemos una mirada muy restringida tenemos que abrirnos a escuchar, entender, observar y asociarnos.
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