November 22, 2024

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Criptomonedas, la fiebre del oro digital que engancha a los jóvenes. Por Itzel Guiérrez Tobías.

Criptomonedas, la fiebre del oro digital que engancha a los jóvenes. Por Itzel Guiérrez Tobías.

Libertad financiera. Este concepto se ha convertido en la utopía ‘millennial’ que hace soñar a las nuevas generaciones con una vida de ocio lejos del trabajo, los horarios, las obligaciones y los jefes. ¿Cómo lograrlo? Pasada la fiebre de las apuestas, el maná de la prosperidad sin esfuerzo parece brotar hoy de las criptomonedas.

Con la pandemia, y atascados entre dos crisis, miles de jóvenes se han entregado sin miramientos a esta nueva fiebre del oro abierta por Bitcoin (la divisa digital propulsada por Elon Musk, dueño de Tesla) y han desatado un ‘boom’ que alerta a las autoridades y preocupa a los psicólogos. De hecho, en las consultas de toda España se acumulan ya los casos de personas atrapadas en las trampas de este fenómeno en auge.

«En cualquier adicción la rapidez a la hora de notar los efectos es fundamental. En el caso de las criptomonedas eso es brutal porque es un mundo que nunca para y que da beneficios, o pérdidas, inmediatas. A diferencia de la bolsa o las apuestas, las criptomonedas funcionan las 24 horas del día. Puedes comprar y vender todo el rato, es como un casino que nunca para: ganar, perder, ganar, perder…», explica Marian Garcia, psicóloga y directora de Orbium Desarrollo, uno de los principales centros de tratamiento de adicciones de España. «Es increíble ver cómo funcionan y lo fáciles que son de usar las plataformas de criptomonedas. Son aplicaciones que captan la atención del usuario y convierten la inversión en un juego. Además, sirven de grupos de cohesión online, algo que atrae mucho a las personas con problemas de sociabilización o autoestima», expone la terapeuta.

La unión de adrenalina, avaricia, sentimiento de pertenencia y el estatus que supone convertirse en un ‘inversor’ ha convertido esta práctica en un pujante fenómeno social que triunfa entre adolescentes con un desconocimiento total del mundo de la inversión y las finanzas. La fiebre es tal que el pasado mes de febrero el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se vieron forzados a lanzar una dura advertencia sobre el riesgo que entraña esta moda. Además de señalar que en la actualidad no existe en la Unión Europea un marco que regule las criptomonedas y proporcione garantías y protección a sus usuarios, ambos organismos alertaron de la «extrema» volatilidad, complejidad y falta de transparencia de estas divisas.

«Se trata de instrumentos complejos, que pueden no ser adecuados para pequeños ahorradores, y cuyo precio conlleva un alto componente especulativo que puede suponer incluso la pérdida total de la inversión», resumieron las dos entidades en una nota conjunta. Además, existe el riesgo de robo. Sin ir más lejos, la pasada semana se produjo uno de los mayores robos de criptomonedas de la historia. En total, más de 500 millones de euros en divisas digitales de la plataforma Poly Network. La compañía reconoció que los piratas informáticos habían aprovechado las «vulnerabilidades» de su sistema para entrar y robar las inversiones de miles de personas, aunque días después anunció que los ladrones habían devuelto casi todo el dinero.

Las dudas y temores que despierta la ‘criptomanía’ no frenan su crecimiento en todo el mundo. Aunque esta tecnología nació y eclosionó en los Estados Unidos, en España también están empezando a surgir empresas dispuestas a aprovechar el tirón de un sector en auge. Entre ellas está Bitbase, una compañía barcelonesa que busca acercar el negocio Bitcoin al público general sacando las criptomonedas de internet para ponerlas a pie de calle. ¿Cómo hacerlo? Creando ‘cajeros automáticos’de criptodivisas. Detrás de esta iniciativa está Álex Fernández, un especialista en mercados financieros que empezó a repartir sus cajeros por todo el país en 2017. Hoy tiene 42 aparatos que permiten comprar Bitcoins o venderlos y retirar dinero en efectivo al momento. Cuenta con medio centenar de empleados y espera dar pronto el salto al mercado europeo.

«Hacemos de puente entre lo digital y lo físico. Buscamos la adopción masiva de las criptomonedas trasladando la idea de la sucursal bancaria a este mundo», explica Fernández. En estos momentos, sus ‘cajeros’ se encuentran en locales, centros comerciales, copisterías y hasta tiendas de venta de productos para cultivar marihuana de ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza o Bilbao. «A los que dicen que es una burbuja les diría que cuando nacieron las tarjetas de crédito mucha gente dudó. Estas monedas son la evolución lógica del dinero», añade. Su previsión es que en diez años las criptomonedas sean de uso habitual en España.

Jóvenes, varones y ERTE

No existen estudios que retraten hoy con fidelidad el perfil de usuarios de las criptomonedas en España, pero según Bitbase los usuarios son muy jóvenes (menos de 35 años) y el 85 por ciento de ellos son hombres, tradicionalmente más predispuestos que las mujeres a las inversiones de alto riesgo. Los expertos consultados confirman que este esquema es idéntico a nivel mundial. Victor Ronco, divulgador y autor del manual ‘Criptomonedas para dummies’, destaca, no obstante, que el ‘boom’ de las divisas digitales viene de lejos, aunque se desató a nivel juvenil en plena pandemia.

«De repente había millones de jóvenes en casa, con mucho tiempo libre y algo de exceso de liquidez por las ayudas que repartieron los distintos países. El gobierno estadounidense, por ejemplo, entregó cheques de 1.200 dólares a millones de ciudadanos, muchos de ellos jóvenes que invirtieron en criptos», expone. Sumando lo atractivas que son las aplicaciones de inversión –muchas parecen casi juegos– y el vacío que dejaron las competiciones deportivas en el sector de las apuestas, el sector vivió en 2020 una ola que también ha alcanzado España.

En el caso de nuestro país, muchos usuarios de poca edad invirtieron en monedas digitales el dinero que tenían guardado para las vacaciones, para salir de fiesta o que recibían de los ERTE. «Se estima que en España hay cuatro millones de personas invirtiendo en esto», apunta Ronco. Sin embargo, él advierte que hay que diferenciar entre «diversión e inversión». Sus consejos son tres: conocimiento, estrategia y gestión emocional. «Son cosas que seguro que tiene un buen inversor profesional o un broker, pero que no tendrá un joven que entra a invertir en criptomonedas porque lo ha visto en un anuncio en internet o porque se lo ha dicho un conocido», resalta el divulgador. Este especialista añade otra premisa básica de la inversión: no invertir dinero que no se tiene. Invertir dinero que se necesita o dinero prestado es un error. No obstante, eso es, precisamente, lo que ya hacen los adictos a las criptomonedas que empiezan a multiplicarse en las consultas de psicólogos y psiquiatras de toda España.

Una «epidemia»

Uno de los primeros especialistas en alertar sobre los riesgos de la moda ‘cripto’ en nuestras fronteras fue Antonio Gijón, psicólogo con veinte años de experiencia en adicciones que en enero publicó un artículo premonitorio titulado ‘Cuidado si tu hijo empieza a hablar de Bitcoin y criptomonedas’. A su parecer, el fenómeno ya puede ser calificado sin miedo de «epidemia». «Entre diciembre y enero empezaron a llegar a mi consulta los primeros casos llamativos. Menores que incluso robaban dinero a sus padres o hacían cargos en sus tarjetas de crédito para hacer estas inversiones en secreto. También personas endeudadas que habían acumulado pérdidas», expone este terapeuta del Cetpag, un centro andaluz especializado en adicciones. Según su diagnóstico, esta fiebre no es más que la «evolución moderna» de la ludopatía. Añade además otro factor, de carácter más generacional, que comparten muchos de los nuevos usuarios. «El caldo de cultivo es perfecto. Son jóvenes que ya vivieron la gran crisis de 2008 y ahora la empalman con la pandemia. Hay un paro juvenil bestial, pocas expectativas y el trabajo y el estudio ya no se ven como sinónimos de progreso», lamenta.

Como alertan los psicólogos, es precisamente entre estos jóvenes que han crecido a caballo entre dos crisis donde más triunfa el fenómeno. «Han visto a sus padres con problemas para encontrar trabajo, para pagar la hipoteca y muy agobiados durante años. Ahora ven en estas inversiones una forma de salvación, de tener ingresos sin jefes, sin apenas trabajar, viviendo lo que entienden que es el éxito», expone. Esta óptica pesimista y marcada por un profundo hedonismo –dinero rápido, sin esfuerzo– tiene otro faro: la popularización de ‘influencers’ que predican la utilidad de las criptomonedas para llevar una vida cargada de viajes mientras tus inversiones (en este caso las criptomonedas) trabajan por tí desde tu teléfono móvil en la playa, en un barco o dando la vuelta al mundo en moto. Solo hay que hacer una pequeña búsqueda en Instagram o Twitter para encontrar cientos de estos perfiles que viven la vida padre mientras invierten. «Son ejemplos de vida que triunfan muchísimo entre ciertos jóvenes», destaca Gijón.

Marc, un joven inversor autodidacta de criptomonedas, responde en gran medida a este perfil. En sus redes sociales, donde tiene miles de seguidores, este catalán de menos de 30 años muestra la vuelta al mundo que empezó el año pasado, en plena pandemia. Playas y parajes paradisíacos se intercalan con consejos de inversión para seguir sus pasos. La suya, sin duda, es una historia de reconversión personal. Empezó como DJ, estudió ingeniería, repartió sushi a domicilio y cuando se preparaba para cursar un máster, decidió dejarlo todo y probar suerte con la inversión mientras viajaba por el mundo. Por teléfono, explica que ahora está en España mientras se vacuna, pero prepara su próximo viaje, al sudeste asiático. «De todo lo que gano, casi todo lo reinvierto. Viajo para gastar el mínimo dinero», detalla antes de destacar que su objetivo a medio plazo es dejar de preocuparse del dinero, consolidar una estabilidad, la tan ansiada libertad financiera, que le permita no preocuparse nunca más por sus ingresos. No obstante, reconoce que el dinero gratis no existe, y que para que unos ganen, otros tienen que perder.

«Pienso que los jóvenes entienden más fácilmente la tecnología que hay detrás de estas monedas. Si alguien está pensando en entrar en este mundo le aconsejo que se informe, que entienda lo que es y que vaya con cuidado», asevera. Si lo logran, podrán seguir también el tren de vida que él comparte en internet. «Al final no es más rico el que tiene más dinero, sino el que tiene más tiempo. Yo ya tengo libertad económica, sin trabajar, tener un horario, llegar a casa y madrugar el día siguiente», defiende este joven inversor que en su blog personal (vivirdefestival.com) llama a sus lectores a esforzarse para «dejar de ser esclavos.

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