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México´68: El recuerdo de unos grandes Juegos Olímpicos

México´68: El recuerdo de unos grandes Juegos Olímpicos
Se cumplen cincuenta años de los primeros Juegos Olímpicos celebrados en México, un acontecimiento que marcó un antes y después en el deporte olímpico gracias a memorables actuaciones como las de Bob Beamon, Dick Fosbury, Jim Hines, Tommie Smith y Vera Caslavska.

Las piernas de la corredora de vallas Enriqueta Basilio se desplazaron  por la pista en el sentido de las agujas del reloj, giraron y emplearon medio minuto para subir los 92 escalones que llevaron a la atleta al pebetero del estadio de los Juegos Olímpicos de 1968. Entonces Basilio levantó la mano derecha y un instante después el fuego se reflejó en su ropa blanca.

La imagen elástica de ‘Queta’ Basilio con la llama humeante como continuación de su brazo derecho es una de las más recordadas de los Juegos de la XIX Olimpiada celebrados en México del 12 al 27 de octubre de 1968. Por primera vez, una mujer encendió el pebetero desde el inicio de la era moderna de los Olímpicos, instaurada en Atenas 1896.

Apenas habían pasado unos días de lo sucedido en Tlatelolco

Los Juegos, que cumplen medio siglo, comenzaron con un México con dolor de pecho. Apenas diez días atrás, el  Ejército y el grupo paramilitar Batallón Olimpia disolvieron a disparos un mitin estudiantil en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco -37 muertos,  según la versión oficial, y más de 300, según distintas organizaciones civiles-, una situación que obligó a los mexicanos a crecer ante el dolor para organizar una justa que marcó un antes y un después.

Además del encendido de la llama por parte de Basilio, México 1968 fueron los Juegos de las primeras cosas, los primeros celebrados en América Latina, los primeros con controles de dopaje, además de que por primera vez hubo una Olimpiada cultural y se usaron pictogramas para identificar los deportes.

El efecto de altura a nivel del mar

Exagerados como son a la hora de dar, los mexicanos adoptaron a los competidores y salvo cuando disputaron medallas contra los deportistas del país, les hicieron creer que el temible efecto de la altura influía poco en el rendimiento si eran mimados por la gente.

Celebrados a 2.240 metros sobre el nivel del mar, los Juegos fueron duros para los deportistas de resistencia y de combate, pero la altitud favoreció en los concursos de velocidad y saltos, lo cual aprovechó más que nadie el estadounidense de 22 años Bob Beamon.

Marcado con el número 254, con una camiseta azul y short blanco el 18 de octubre de 1968  Beamon miró al horizonte, hizo una arrancada como de velocista y aprovechó las condiciones de aire para mejorar la plusmarca mundial de salto de longitud por 55 centímetros. Al tocar el suelo dio tres saltos como de canguro y esperó la medición de los jueces.

Durante varios segundos el mundo pareció paralizarse en el Estadio. Nervioso, el atleta trotó en espera del resultado y al conocer que había impuesto récord mundial de 8.90 metros, experimentó una catarsis por la dimensión de la hazaña, bautizada como “el salto del siglo”. El récord duró hasta el 30 de agosto de 1991 cuando su compatriota Mike Powell lo mejoró en Tokio.

Las mejores hazañas del Atletismo

El atletismo fue uno de los deportes en los que más hazañas hubo. El estadounidense Dick Fosbury ganó el salto de altura con un nuevo estilo basado en asaltar la varilla de espaldas, su compatriota Jim Hines implantó récord mundial de los 100 metros planos con 9.95 segundos y Tommie Smith quebró la plusmarca de 200 metros, con 19.83. En la premiación, él y su amigo John Carlos, medallista de bronce, levantaron el puño envuelto en un guante negro como forma de reclamo de los derechos de los negros y fueron expulsados de la villa olímpica, lo cual hizo crecer la aureola de héroes que desde entonces los rodeó.

En hombres también ganaron oro con registros mundiales Lee Evans (USA), con 43.86 segundos en 400 metros planos; Ralph Doubell (AUS), con 1:44:40 en 800; Víctor Saneev (URSS), con 17.39 en triple salto y los relevos estadounidenses, con 38.24 en el corto, y 2:56:16, en el largo.

No fueron menos las mujeres. La estadounidense Wyomia Tyus hizo récord del mundo en 100 metros, 11.08; la polaca Irena Szewinska, en 200 con 22:58; la rumana Viorica Viscopoleanu, en salto de longitud con 6.62 metros; la alemana Margitta Gummel, en impulsión de la bala con 19.61 y el relevo corto, con 42.88.

La Gimnasia se lució con Vera Caslavka

La gimnasta checa Vera Caslavka, ganadora de cuatro oros y dos platas se convirtió en la “reina de los Juegos”, mientras la natación tuvo como figuras a la estadounidense Debbie Mayer, oro en 200, 400 y 800 metros estilo libre, mientras en hombres reinaron el australiano Michael Wenden, oro en 100 y 200 libre; el estadounidense Michael Burton, campeón en 400 y 1.500 libres y el alemán Roland Matthes, rey en 100 y 200 espalda. Sin embargo la gran explosión la provocó el mexicano de 17 años Felipe Muñoz.

México logró uno de los mejores triunfos en Nado Olímpico

El martes 22 de octubre, contra todos los pronósticos,  Muñoz ganó la final olímpica de 200 estilo pecho con 2:28.7 minutos, seguido del ruso Vladimir Kosinsky con 2:29.2 y el estadounidense Brian Job, con 2:29.9.

“Tengo todo en la mente como si hubiera ocurrido ayer. El ruso se fue delante como estaba previsto, yo debía alcanzarlo al llegar a los 150 metros pero no se dejó, entonces me repetí lo del lobo y la liebre y solté mi último aliento al tocar la pared. Estaba desesperado, me volteé y ahí sucedió lo más grande; en el marcador estaba mi nombre y era campeón olímpico”, dijo a Efe el campeón.

Otra proeza la logró la niña de 14 años María Teresa Ramírez, tercer lugar en los 800 metros estilo libre. Superó por una centésima de segundo a la australiana Karen Moras y con 9:38.5 minutos se colocó en el podio.

En Boxeo también medalla de oro

México ganó oro en boxeo con el peso mosca Ricardo Delgado y el pluma Antonio Roldán y así aseguró el decimoquinto lugar por naciones para liderar a los países latinoamericanos delante de Venezuela, trigésimo lugar con un oro, Cuba, trigésimo primero con cuatro preseas de plata, Brasil, trigésimo quinto con una plata y dos bronces, y Argentina, cuadragésimo primero con dos bronces.

La mexicana Pilar Roldán, ganadora de plata en esgrima, cree que el plus de los Juegos fue el de la calidez de los mexicanos que nunca vio en competencias fuera de su país aún cuando la trataron bien en numerosas competiciones alrededor del mundo. “Cuando disputé la final la gente explotó pero yo estaba concentrada, aislada en mi mundo, y ya no escuché nada”, revela al referirse a sus años luminosos, los cuales recuerda ahora que es una saludable abuela de 78 años residente en el balneario de Cancún.

 

EFE/ REPORTAJES/ Gustavo Borges.

 

 

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