Limones aregentinos son ácidos para Trump
Limones argentinos luchan contra proteccionismo de Trump
Después de una veda de 16 años, el presidente Barack Obama autorizó en diciembre que Argentina volviera al mercado estadounidense de los limones frescos.
Pero el gusto le duró poco: un mes después, el gobierno entrante de Donald Trump le cerró de nuevo la puerta.
Ahora, el limón será uno de los temas primordiales que el presidente argentino Mauricio Macri pondrá en la mesa cuando Trump lo reciba el 27 de abril en Washington, en la primera reunión como jefes de Estado de dos viejos conocidos del mundo de los negocios.
Uno de los principales productores mundiales de limones frescos, Argentina no ha podido vender el cítrico en Estados Unidos desde que en 2001 un tribunal de Fresno, California, impidió su acceso tras una demanda de productores locales que denunciaron que no cumplían con los requisitos fitosanitarios y que son portadores de plagas y enfermedades.
El fallo judicial, sin embargo, no impidió la entrada de sus derivados, como jugo y aceite de limón, éste último un ingrediente utilizado para preparar las bebidas de cola.
Los productores argentinos rechazan que haya problemas sanitarios y consideran que la falta de acceso tiene que ver con posiciones políticas en Estados Unidos, donde Trump ha asumido posturas comerciales proteccionistas.
Argentina produce en promedio 1,5 millones de toneladas anuales, de las cuales exporta el 95%, sobre todo a la Unión Europea.
Del total que se exporta, el 70 por ciento es fruta fresca y el resto industrializado, como jugo de limón, del cual Estados Unidos es el principal comprador.
Los limones cosechados entre fines de febrero y mayo primero son sometidos a un prelavado con bicarbonato y otros productos para cicatrizar las imperfecciones del fruto.
Luego son separados de acuerdo a su calidad y color y se empacan manualmente en cajas para su venta.
Un mes antes de dejar el poder, Obama levantó la veda contra el fruto como gesto de buena voluntad hacia al nuevo gobierno de Macri, en contra de la opinión de los productores de California.
En el primer año, Argentina tenía planeado exportar al mercado estadounidense 15.000 toneladas, con un valor estimado de 15 millones de dólares.
Las ventas externas de este cítrico le reportaron a Argentina ingresos por 800 millones de dólares en todo 2016.
Y entonces llegó Trump, que hizo de la defensa de la industria estadounidense un eje central de su campaña.
Poco después de asumir el poder, su gobierno suspendió el decreto de su antecesor; primero por 60 días, pero luego lo extendió dos meses más.
A finales de abril, el tema volverá a la discusión entre ambos países, ahora entre los jefes de Estado.
Los productores confían que prevalecerá la capacidad de persuasión de Macri para convencer a Trump, con quien el presidente argentino trató cuando ambos eran unos jóvenes magnates a fines de la década de 1980.
AP