November 22, 2024

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Puros, la tradición continúa

Puros, la tradición continúa

Para los hombres hay pocos placeres tan grandes como sentir el sabor del humo de un buen tabaco en la boca.

Todo lo que gira alrededor de un puro es totalmente arte, desde la manera de “torcerlo”, cortarlo, humedecerlo en coñac, encenderlo y dar la primera bocanada. Fumar puro es para expertos y si quieres llegar a ellos, aquí te ofrecemos algunas recomendaciones.

Lo primero que hay que saber es el tipo de puro que te gustará y eso solo se logra probando y experimentando: la sugerencia es empezar con puros medianos y de intensidad media también. Los puros se clasifican de acuerdo a su tamaño, grosor, origen, intensidad y si están hechos a máquina o a mano. Uno de los más grandes es el tamaño “Churchil” denominado así en honor a su fumador más famoso: el Primer Ministro inglés Winston Churchil.

Las partes de un puro y su “Frescura”

Todos los puros están confeccionados con 5 hojas de tabaco: tres en la que se denomina “tripa” o “relleno” del cigarro; una cuarta que es la que envuelve esta tripa y que se denomina “capote” y, finalmente la quinta que es llamada “capa”, que es la que forra el puro y es la más importante que tienes que observar al momento de escoger un puro por primera vez: ésta tiene que está suave al tacto, y sobre todo, no se tiene que sentir seca ni “crujir”. Esto es con lo que observarás la “frescura de un puro”.

Conservación

Los puros se deben comprar en lugares especializados, en donde el producto esté almacenado en cabinas que mantengan una temperatura y humedad constante. Las casas como Cigar Point, Delegados Cigar Bar o La Casa del Habano, cuentan con cabinas y cuartos especiales que mantienen la humedad entre 65% y 75% y una temperatura de 17 a 19 grados, que son las medidas ideales para los puros.

A mano o a máquina

Los primeros son cigarros hechos “Totalmente a mano” de principio a fin: desde la tripa hasta la capa. Suelen ser los más artesanales mientras que los hechos a máquina son más industriales. Pero tanto los hechos a máquina o a mano se clasifican, ambos, por el tipo de tripa: que puede ser “corta” o “larga”.

En los primeros, la tripa se conforma por picadura corta, que es enrollada por las manos de un torcedor (nombre que recibe el que forma los puros) sobre la hoja de capote. El Torcedor coloca las hojas en un molde de la forma y tamaño que se está torciendo: después se envuelve en la hoja final que es la “capa”, que también es la hoja fina de todas las hojas y la que dará al cigarro su “presencia”.

Estos Puros hechos a mano que llamamos de “tripa corta” suelen tener una muy buena relación precio – calidad.

En el caso de la “Tripa larga”, llevan el mismo proceso que los anteriores, con la diferencia que para la tripa se seleccionan las mejores hojas (más añejadas o de mejor calidad) que serán enrolladas enteras sobre el capote, y luego sobre la capa.

En este tipo de tripa son los puros denominados “Premium” y su calidad, al igual que su valor, es la más alta. Un cigarro torcido a mano con tripa larga quema más lento y parejo, tiene un tiraje superior y un sabor constante en todo el cigarro.

Origen

Tal vez los más famosos sean los “Habanos” y muchas veces puedas escuchar que a puro se le dice, justamente: Habano: sin embargo esta denominación es exclusiva para los puros hechos en La Habana, Cuba: uno de los países más famosos por sus cigarros. De ahí son los famosos “Cohiba” unos de los cigarros más finos y elegantes que hay. Aunque también son famosas y de gran calidad otras marcas como Romeo y Julieta, Montecristo o H. Upman. Los Habanos ser los puros con más potencia y fortaleza en el sabor.

“El Golpe”

Al puro nunca se le da “el golpe” como al cigarro. El puro es ciento por ciento tabaco sin agregados químicos ni conservadores. Esto hace que sea mucho más fuerte que un cigarro. El deleite del puro viene de contener su humo en el paladar: dentro de la boca y después soltarlo poco a poco; no de inhalarlo y tenerlo en los pulmones como los cigarros.

Ahora recuerda: “Fumar un puro es un ritual entre el fumador y su cigarro, que solo puede describir quien ha dedicado al menos 45 minutos a realizarlo”.

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