Lanzan satélite que vigilará la contaminación del planeta
«Sentinel-5 Precusor» es el satélite que realiza una revolucionaria misión del programa Copérnico dedicada a monitorear los gases de la atmósfera, fue lanzado hoy al espacio desde el cosmódromo ruso de Plesetsk.
«Observaremos la atmósfera y mediremos todos los gases que influyen en la contaminación y todo el aire que respiramos. Este nuevo equipo continuará con el trabajo que han hecho los satélites anteriores de la misión Copérnico», dijo hoy el ingeniero Kevin Mcmullan, director de este proyecto, antes del lanzamiento. Advirtió de que «la contaminación es un grave problema» y recordó que provoca «un promedio de 3,7 millones de muertos» en el mundo.
Lo más novedoso de este satélite es la herramienta técnica Tropomi, que servirá para recoger datos sobre los diferentes gases que se encuentran en la atmósfera en pequeñas cantidades, y entre los que están el dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono, aerosol, dióxido de azufre y ozono, entre otros.
La misión durará entre cinco y siete años, y recogerá 1 millón de gigabytes, lo mismo que 213.000 DVDs de películas.
Este será «nuestro ojo en la tierra», aseguró hoy la ingeniera del programa Tropomi, Ilse Aben, que explicó minutos antes del lanzamiento la utilidad de este satélite, que medirá la luz reflejada de la atmósfera y la comparará con luz solar directa a través del espectro ultravioleta para determinar la composición de la atmósfera.
«Este satélite es el primero dentro del programa Copérnico que se dedicará a monitorizar la química atmosférica, un parámetro importante para medir la calidad del aire y el cambio climático», según Josef Aschbacher, director de los programas de Observación de la Tierra de la ESA.
Estará aproximadamente a 2.600 kilómetros y cartografiará a diario, durante las 24 horas del día el planeta completo.
La información que se obtenga de esta nueva misión, recogidas a través del servicio de Monitoreo Atmosférico Copérnico, será utilizada para las predicciones de la calidad del aire y la toma de futuras decisiones relativas al cambio climático.
También será de utilidad para el seguimiento de cenizas volcánicas que influyen en la seguridad de los aviones, o para los servicios de alerta en altos niveles de radiación ultravioleta que pueden causar enfermedades de la piel.
Esta nueva misión espacial es el resultado de varios años de trabajo de la ESA y su oficina en Holanda, la Agencia Europea de Medioambiente, la Comisión Europea, y decenas de científicos y miembros de la industria aeroespacial.
Uno de los expertos de Airbus que participó en su fabricación, Andrew Pilbeam, explicó a Efe que este satélite se construyó en un tiempo récord de 10 meses.
Para su misión, «Sentinel-5P» utilizará dos estaciones terrestres, una en Svalbard (Noruega) y la otra en Inuvik (Canadá), que tuvieron que instalar un nuevo cable de fibra óptica para hacer frente a la transmisión de datos del satélite.
EFE