Dos grandes pendientes de las franquicias latinoamericanas (parte 1 de 2)
Por Héctor Alcázar, CEO de Alcázar & Compañía
El ecosistema de franquicias en México a pesar de tener casi mil marcas operando -de acuerdo con datos estimados de la Asociación Mexicana de Franquicias-, más de 90 mil puntos de venta y 900 mil empleos, sigue siendo un sector pequeño donde la mayoría nos conocemos y podemos rápidamente influir o platicar los unos con los otros de los temas que nos atañen. Incluso es un aspecto recurrente en el resto de los países de Latinoamérica, con la salvedad del nivel de madurez de sus mercados, siendo Brasil, Argentina, Colombia y México los más consolidados, Honduras; El Salvador, Bolivia y Ecuador en su fase temprana de crecimiento, y el resto en pleno proceso de escalamiento (con las excepciones de países con una situación compleja como lo son Cuba, Nicaragua y Venezuela, que sin embargo se siguen defendiendo hasta donde los empresarios pueden).
Desde el momento que iniciamos ésta expansión bajo este esquema tan exitoso, como franquiciantes debemos tener claro que los compromisos adquiridos con nuestra red de franquiciatarios basados primordialmente en el velar por que les vaya bien para que también a nosotros nos vaya bien, temas como la asistencia técnica, el tener cada día mejores proveedores, la capacitación continua, entre otras, son temas fundamentales para que esto suceda. Sin embargo a menudo dejamos de lado otro aspecto fundamental.
Y ese tema es precisamente la institucionalización de nuestra empresa (de esa empresa franquiciante que tiene ya uno o varios contratos de franquicia otorgados y un plan agresivo o firme para avanzar con nuevos puntos de venta) ¿y exactamente de qué estamos hablando?
Generalmente cuando arrancamos nuestro negocio en la fase temprana de crecimiento (start up) iniciamos como una persona física en sus diversas modalidades, actualmente lo ideal en este sentido es que nos integremos al régimen simplificado de confianza (ReSiCo) o como persona física con actividad empresarial principalmente.
Si arrancamos con socios y nos asesoraron adecuadamente seguramente tenemos ya con una persona moral que por lo menos establece una asamblea de accionistas un objeto social de la empresa y algunas otras reglas básicas además de las acciones o títulos de la empresa que corresponden a cada uno de los socios.
El aspecto fundamental de este momento es que aún no hay claridad y en muchos casos ni siquiera es un tema relevante ya que no existe en nuestra realidad, el que podamos tener una pareja formal, una esposa o esposo, hijos, que se integren en el camino, otros socios, se venda parte de la empresa y una serie importante de casuísticas que se podrían dar en esta historia que estamos construyendo por oportunidades o diversas circunstancias que se vayan presentando.
Lo fundamental no es exclusivamente el poner orden en la empresa, en las reglas del juego entre socios, familia o quien este participando o por participar en la misma; sino que además lo debemos hacer por la responsabilidad que tenemos ahora con un grupo muy importante de franquiciatarios que pertenecen a nuestra red -y que para ellos, el que nosotros estemos ordenados de tal forma que podamos prever la continuidad histórica de la empresa franquiciante desde las reglas societarias es un aspecto tan importante que debería estar resuelto completamente-.
Ningún documento tipo circular oferta de franquicia (COF) contrato de franquicia, dossier de franquicia o presentación en general, indica o informa al nuevo franquiciatario el estatus que guarda la institucionalización de la empresa franquiciante; no nos indica si hay formalizado un protocolo familiar en caso de que los socios sean familia, o un contrato formal entre socios en este caso o ya incluso la estructura de un gobierno corporativo formal que despersonalice la franquicia y de las bases sólidas de un negocio con una continuidad histórica asegurada.
Y en efecto este es uno de los grandes temas pendientes que tenemos en las franquicias de Latinoamérica, historias de terror nos hemos encontrado en diversos momentos clave de la expansión de franquicias reconocidas que, por no haber tomado cartas en el asunto el negocio termino con a familia, con los franquiciatarios y e incluso desapareció por completo.
Los franquiciantes deben tomar este aspecto seriamente y deben resolverlo a la brevedad. Si tus socios son familia es fundamental que se tenga un muy buen protocolo familiar donde se definan y clarifiquen las reglas de los socios actuales y futuros relacionados con la propia familia y sobre todo que se vele en cualquier caso y suceda lo que suceda por la que la franquicia continue.
Lo mismo si son amigos, socios, conocidos, se deben poner claras las reglas para todos con un contrato entre socios (share holders) y aterrizar también las reglas para tener un primer consejo consultivo que paulatinamente conforme la operadora de franquicias pase de ser una pequeña empresa a ser una mediana o gran empresa pueda tener las reglas de su gobierno corporativo que es la forma más potente y ordenada de fortalecer la institucionalidad y velar por el profesionalismo y para que, pase lo que pase con socios, accionistas, tenedores, entre otros, la franquicia sea un ente intocable, despersonalizado y muy enfocado a lograr que la red de franquiciatarios sea exitosa.
* Héctor Alcázar es CEO de Alcázar & Compañía, una de las consultorías especializadas en franquicias con más trayectoria y prestigio de México.