Ante las transformaciones derivadas de la
pandemia por Covid-19, las empresas de todo el mundo han tenido que redefinir sus estrategias, metas y hasta la dinámica de trabajo. Estos cambios demandan una nueva generación de líderes que sepan guiar y acompañar a su equipo.
El 2022 traerá consigo nuevos retos, incluso las primera semanas ya han sido retadoras y el panorama aún es incierto. Por ello, es importante que los
líderes estén preparados para hacer frente a lo que venga.
En este sentido, las personas que busquen desarrollar, enriquecer y perfilar su liderazgo, deben tener claro que este proceso requiere constancia para que su visión empate con sus propósitos. Los retos derivados de la pandemia, la inflación y otros contextos demandan
liderazgos inteligentes, organizados, proactivos y resilientes para responder de forma efectiva ante cualquier crisis.
Estos son tres hábitos que llevarán tu liderazgo al siguiente nivel en 2022:
Comunicación y retroalimentación constante. Los buenos
líderes no guían con palabras sino con el ejemplo. Las cabezas de los proyectos deben de encontrar
tiempo y espacio para conocer a los miembros de sus equipos, tanto en lo profesional como en lo personal. Para su toma de decisiones, el líder considera la opinión y las diferentes perspectivas de los demás colaboradores.
Para conseguir un
liderazgo más fuerte este año, es imprescindible que los líderes de una empresa establezcan comunicación directa y constante con su equipo, además de fomentar un espacio de trabajo en el que la retroalimentación sea una práctica cotidiana.
Un buen comienzo es con
breves charlas one on one, o juntas semanales o quincenales (según se requiera) para hacer lluvia de ideas, proponer nuevas soluciones, ejecutarlas y dar seguimiento. Esto último requiere un control detallado de actividades y seguimiento.
Ayudar a formar a otros
líderes. No basta con conocer a los miembros del equipo, también se tiene que apostar por desarrollar habilidades de liderazgo de los encargados de cada área. Esto ayudará a que los managers puedan proponer nuevas soluciones o estrategias para atacar algún problema, tomen mayores responsabilidades en su área de expertise y, entre otros aspectos, puedan apoyar a otros colaboradores con su tareas del día a día.
Gracias al desarrollo de estas
soft skills, la organización puede llegar a sus objetivos de manera más eficiente, se pueden delegar algunas funciones y atacar problemas específicos que cada experto de área identifique.
Para esto, el
líder necesita
escuchar y conocer a su equipo para identificar debilidades y fortalezas. Posterior a ello, pueden tener reuniones para encontrar la forma más eficiente de trabajar en su capacitación.
Reconocer el trabajo bien hecho. Por lo general, los errores pesan más que los aciertos en la balanza empresarial. Sin embargo, es momento de romper con estas prácticas anacrónicas. Un buen líder ayuda a corregir el rumbo cuando está equivocado y sabe recompensar y reconocer el trabajo cuando este está bien hecho. Es importante medir y apreciar el aporte de cada miembro del equipo.
Para poder desarrollar un buen
liderazgo es indispensable saber que estas habilidades no se mejoran o se adquieren de un día al otro.
Es importante que la persona interesada en llevar su
liderazgo al siguiente nivel realice una planificación con acciones concretas para conseguir su fin, desarrolle un cronograma para establecer fechas clave y dé seguimiento a progreso.
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