Caravaggio, el poderoso legado de un pintor asesino
El 20 de mayo fue el último día en que el Museo Nacional de Arte resguardó entre sus paredes La Buenaventura, una de las primeras obras del creador e interprete del claroscuro
Alrededor de Michelangelo Merisi de Caravaggio (1571-1610) hay un aire de misterio que rodea solo a los grandes artistas. Sus pasos están rodeados de historias casi tan escandalosas como su obra cuando ésta comenzó a difundirse. Nacido en Milán, en la cuna de una familia adinerada, Michelangelo Merisi tiene la oportunidad de codearse con importantes familias italianas que le permiten tener un acercamiento prematuro al arte de su época mientras vivió en su ciudad natal. Posteriormente, su vocación innata lo llevaría a establecerse en Roma como pintor independiente, de aquí proviene su lado luminoso.
Mientras recorría las calles de esa Roma renaciente, algo en la violencia de sus calles, en la vulgaridad de las tabernas y en la ternura de la pobreza cotidiana, secuestra la sensibilidad del joven Caravaggio quien dejándose llevar como un personaje más de ese teatro citadino, es como además de su faceta de pintor, que también lo podremos encontrar en los anales de la época como un ciudadano de baja condición que suele portar armas, alguien aficionado a las revueltas, al licor, y a la seducción homoherótica que, aunque frustrada, está presente en gran parte de su obra. Un conocido buscapleitos que al final de sus días encontró la muerte en una sentencia derivada de haber matado y mutilado a un hombre en la plaza Mrzio. De aquí su tono oscuro.
México y Caravaggio, una relación constante e inesperada
La primera vez que una obra de este gran autor italiano pisó tierras mexicanas fue en el año de 1976 cuando las paredes del Museo de Arte Moderno recibieron a El laudista. Hoy, en un esfuerzo vanguardista, el Museo Nacional de Arte contrasta La Buenaventura con su herencia pictórica en autores novohispanos y mexicanos como lo fueron: Sebastián López de Arteaga, Francisco de Zurbarán, Baltasar de Echave Rioja, Felipe Santiago Gutiérrez, José de Ribera Lo Spagnolleto, entre otros. Una muestra elaborada bajo la curaduría de Abraham Villavicencio y Alivé Piliado. Caravaggio, una obra un legado está dividida en tres etapas: De Italia a México, el legado de Caravaggio, Las innovaciones estéticas: naturalismo, tenebrismo y teatralidad y finalmente La Buona Ventura; un guiño a la Roma salvaje de la que nadie habla donde el autor mira a través del espejo de la realidad para adentrarse en las luces y sombras de una sociedad seductora y monstruosa, que lleva a una niña gitana a aprovecharse de la ingenuidad de un joven caballero quien cayendo en el perverso juego de la seducción y la adivinación, presta inocentemente su mano a la jovencita para que esta lea su mano al mismo tiempo que roba su anillo.
La Experiencia Caravaggio
La posibilidad latente de que exista una obra inédita de este autor italiano en alguna remota iglesia de nuestro país, en insinuada en una carta recién encontrada por el Archivo de Roma, así que la llama de la Caravaggiomania permanecerá vigente, al menos hasta el 1º de julio en el MUNAL con la proyección de Caravaggio Experience donde las obras más reconocidas del autor son proyectadas al interior de un cuarto oscuro con la ambientación musical de Stefano Saletti. Simplemente imperdible.
SNPSMX/Alex Avilés