El estado sin ley, los paraísos mariguanos y el chile vs. el queso
SIN MUROS
Por Guillermo Ochoa
Cuando un gobernante no puede visitar determinada región del país que gobierna, el gobierno no existe en esa zona. Desde hace años, los tamaulipecos viven en la zozobra y hasta se han habituado a vivir de esa manera. No les queda de otra. Claro que hay entidades que también registran alerta roja de manera frecuente -como Guerrero y Michoacán-; en ninguna otra la violencia generada por el crimen organizado permea en las calles y en los ciudadanos como en Tamaulipas. Enfrentamientos, tiroteos y bloqueos son algo cotidiano en las avenidas y bulevares de Reynosa, Ciudad Victoria y Nuevo Laredo, entre otras. Tamaulipas es, pues, un estado sin ley.
Esto quedó de manifiesto ante la cancelación de la visita que el presidente Enrique Peña Nieto tenía programada para inaugurar un libramiento en Reynosa. Si bien la Presidencia no ha dado a conocer las causas oficiales de la cancelación, se sabe que la decisión provino del Estado Mayor Presidencial, órgano encargado de cuidar al mandatario, y se da tiempo después de que la ciudad viviera tres días continuos de infierno.
Con el Gobierno estatal completamente anulado y rebasado, el combate de los cárteles -que juegan de local- por parte del Gobierno federal ha sido inefectivo. La zona de influencia, operación y disputa del narcotráfico en el estado no sólo no se ha delimitado, sino que se ha ampliado. La prueba está en que ni el propio Presidente puede poner un pie en esa tierra. ¿Cómo vivirán los propios habitantes? Que les pregunten qué piensan de la propuesta de algunos que apuestan por retirar al Ejército de las calles.
Mariguana en los paraísos perdidos
Está claro que la estrategia antidrogas no es la correcta. Aun así hay quien se escandaliza cuando vienen propuestas como la del secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, que se pronunció por discutir la posibilidad de despenalizar el uso de la mariguana en destinos como Cancún y Los Cabos, polos turísticos en los que la violencia se ha desatado y podría llegar a ahuyentar al turismo extranjero.
Desde luego, llama la atención que sea un secretario de Estado quien venga con la propuesta. Pero más llama la atención que, aquéllos que constantemente piden un debate “serio y profundo” sobre la regulación de la droga, se paren de pestañas porque la voz cantante es de un integrante del gabinete presidencial. Se trata de una idea valiosa y una declaración valiente de un funcionario inteligente. Ojalá fueran más los que se atrevieran.
La batalla del chile y el queso
El chile y el queso nos enfrentan con Europa. Con la atención centrada en el TLCAN, poco se ha hablado de la modernización del Tratado de Libre Comercio entre México y la Unión Europea. Las negociaciones están en marcha, pero el queso manchego y el chile jalapeño han enfrentado a las delegaciones. Resulta que los europeos no quieren que sigamos usando el término “manchego” para diferenciar a un tipo de lácteo, pues el producto debería estar elaborado “en algún lugar de La Mancha”. Ante esto, nuestros representantes exigen que no todo “jalapeño” sea catalogado como tal, debido a que hay chiles que se producen en diferentes partes del mundo; sólo debería denominarse “jalapeño” a los pimientos cultivados en México. Cuestión de “cuentachiles” y de “comequesos”.